Hace ya un tiempo pasé por un quirófano que me dejó una bonita cicatriz y una barriga de cervecera 5 estrellas.
Unos días después, en un autobús abarrotado, estuvimos tanto rato de pie que solo se me ocurrió inclinarme tanto hacia atrás que casi levito.
Un señor me miró, luego a mi barriga, se levantó de su asiento y me indicó con una mano muy educada que me sentara.
Mi cara fue la de asesinarlo y luego darme a la fuga, pero enlatados como sardinas en un autobús a ver para dónde tiraba, así que hice lo primero que se me vino a la cabeza.
Me puse la mano en las lumbares, y me fui deslizando como si fuese la serpiente de Aladino, poco a poco hasta sentarme🙄
Moraleja: Sé que estás empezando y los textos de tu web te los va a hacer tu prima que ganó un premio de redacción en el instituto. Pero cuando pasen los meses comprobarás que ni el resultado es el mismo en ventas ni tener barriga hace que tengas un niño.
𝘗.𝘋.1.:Para más consejos cerveceros sígueme, pero si lo que quieres es saber sobre palabras que venden (que interesa más que mi barriga) en el botón te suscribes a la newsletter del storytelling.
P.D.2.: Esto si que ha sido un auténtico microrrelato, y tan micro.