Un solo email, mucho storytelling

Hay algo que quiero decirte. En realidad son dos.

Una es que es la primera vez que hago un copia pega de una parte de uno de los emails que envío cada semana y lo planto por aquí.

El otro es que desde que era joven, y chica, siempre tuve problemas con la luz solar. 

Debo de tener complejo de vikinga de ojos claros aún teniéndolos marrones, pero es darme la luz y arrugo ojos y entrecejo como si fuese cegata.

Por este motivo, la única cosa que me hace volver a casa si se me olvida son las gafas de sol. 

A esto se unió tiempo después el móvil y la mascarilla.

¿Recuerdas las gafas tipo Jonh Lenon? venga va, si tienes la suerte de ser Boomers seguro que sí.

Eran esas pequeñas y ovaladas de color por lo general azul o verde.

Las mías eran verdes y venían conmigo como si estuviesen pegadas a mi cara, excepto si entraba en algún lugar como unos grandes almacenes.

Esa tarde estaba haciendo tiempo mientras esperaba la salida de mi autobús, era estudiante sin coche y me quedaba un buen rato de espera, así que decidí dar vueltas y probar perfumes por el lugar dónde llega primero la primavera y convierten a los padres elfos por Navidad.

Al salir a la calle, ese sol malagueño en plena cara me hizo buscar en el bolso y sacar las gafas.

Pero a los pocos pasos comencé a darme cuenta que algo iba mal. 

Es algo más importante. Y es que a la hora de comunicarte debes aplicar un sistema que es casi “mágico” para la venta.

Tu producto de venta debe ir directo a la cabeza ya al corazón. Si va directo al corazón a cada latido será una emoción, y las emociones son importantes a la hora de la venta cuando te leen.

Porque sí, la gente lee, todos leemos, eso sí, lo que nos interesa. Por lo tanto debes hacer que tu servicio transmita lo necesario para que tu futuro cliente se quede clavado en el sillón y no pare de leer.

Y para esto utiliza uno de los sistemas más importantes y que emplean todas las empresas de éxito, sea cual sea su negocio: las historias. 

Sí, el storytelling.

Y cuándo lo describas, en cada palabra que utilices, no solo escribas el montón de maravillosas características que tiene tu negocio. Haz sentir a tu cliente lo que debe ser ir por la calle y notar que algo comience a ocurrirle a sus ojos.

Toca las emociones. 

  • Si tienes un espacio de salud, hazle saber el proceso del por qué sabes su situación.
  • Si tu servicio es de psicología, hazle sentir a través de las palabras la razón de por qué lo entiendes.
  • Y si diseñas ropa para personas muy altas, cuenta a través de tu experiencia como vas a resolver su problema, encontrar pantalones a su medida.

Dale a tu cliente lo que quiere conseguir a través de storytelling, de las emociones.

Cuándo subí al autobús y me senté en mi asiento, me quité las gafas para ver qué porras le pasaba a las dichosas gafas, o a mis ojos.

Mientras estaban en el bolso uno de los cristales se habían salido de la montura mientras tanto yo me había paseado por media Málaga (bueno, un poco) con unas gafas de sol, verdes, con un cristal sí y otro no.

Que me leyeras. Esta vez sólo quería que leyeras, vender nada más que interés para que continuaras hasta el final y ver que le pasaban a mis ojos o a esas dichosas gafas.

El interés es una emoción válida tanto como el temor  a no encontrar pantalones de tu talla por tu altura o a la ternura a la hora de hacer un regalo.

En 1980 David Abbot realizó el anuncio de la marca Chivas para el Día del Padre.

25 puntos, 25 emociones del por qué deberías regalarle esa botella a tu padre.

Y para rematar de tocar las emociones una imagen pequeña, aunque visualmente muy fuerte, la nota escrita a mano de «para papá».

Chivas Regal, 1980.

 PD.1.:  Mal que me pese todo ha ocurrido. Sí, incluido el andar por la calle con solo un cristal.
PD 2.: ¿He conseguido que te acordaras de ese tipo de gafas? Es lo que tiene que unir los recuerdos a un sentimiento.

¿Eres fan de Amazon, Glovo o Just Eat? pues imagíname con el casco puesto y la mochila amarilla cada domingo por la mañana, porque la newsletter te llega fresquita hasta casa.

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