Aquí en agosto se trabaja (sin darte ni cuenta)

Cuando al irónico Willian Goldman le propusieron llevar su libro al mundo del cine tenía claro algo.

Y es que el público lector de ese libro nada tenía que ver con el cliente objetivo del cine.

Goldman sabía que la historia del libro, en alusión a la extraña relación que tuvo con su padre y los libros, debía de dar un giro argumental al cambiar de público objetivo.

Y lo que podía haber acabado como otra ñoña historia de amor más, la convirtió en un guion de amor fraternal, amistad, aventuras y amor verdadero.

La princesa acaba de cumplir 35 años, Íñigo Montoya consiguió cumplir la promesa que le hizo a su padre y Goldman convirtió que el guion de la película tenga una legión de seguidores gracias a un guion que conseguía mantener el interés de principio a fin.

Si te estás preguntando que tiene esto que ver con una empresa, a mi me parece ¡inconcebible! que aun no apliques storytelling a tu negocio para llegar a tu potencial cliente y conseguir tu objetivo, vender.

Un proyecto tiene un guion establecido desde el momento que tienes la idea. A lo largo de ese camino sufre giros de guion, pero siempre va a necesitar una buena historia que mantenga a «tu espectador» pegado a ti como un chicle a la suela de una chancla.

Si te interesa saber más, en el email dominguero en su edición de verano, aquí en agosto no se trabaja, te cuento como aplicar storytelling en ventas.

 
P.D.: La princesa prometida acaba de cumplir 35 años y yo me convertí tan seguidora desde el primer momento, que tuve que leer el libro dos veces para quedarme claro cuál me gustaba más. Los dos.

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